Hay que desintoxicarlos, inyectarlos con esa pasión que solo “El Rey” sabe

Cocodrilos en “estado de gracia” despedazan a Industriales

Por Boris Luis Cabrera

Por sexta jornada consecutiva, los Cocodrilos matanceros, regocijados en su hábitat natural, volvieron a salir victoriosos despedazando a sus rivales de turno. Tres veces zarandearon a las Avispas de Santiago de Cuba en el comienzo de esta segunda fase del campeonato y ahora les tocó el turno a los Leones capitalinos, quienes tendrán que viajar hasta la tierra de los Toros de la llanura, con la motivación enfangada y una mochila de decepciones comprimiéndoles la espalda.

Este sábado, después de apenas anotar un par de carreras (la cuarta en los últimos cinco partidos) y recibir ocho (cinco de ellas a la cuenta de Erlys Casanova), ya las alarmas están disparadas.

El diestro pinareño, parecía imbatible al retirar por su orden a los nueve primeros bateadores que enfrentó en el choque. Los Industriales habían logrado fabricar una anotación por doblete de Alberto Calderón y cohete impulsor de Yoandry Urguellés, mientras una tremenda concurrencia de más de 16 mil aficionados, esperaba confiada la reacción de los suyos…y así fue.

Un imparable por el centro del terreno del refuerzo Dismani Ortiz que trajo dos compañeros a casa en el cuarto capítulo, rompió el silencio y cambió el curso del partido. Luego un error al campo de Wilfredo Aroche una entrada más tarde y cohetes impulsadores de Jefferson Delgado con las bases repletas que le dinamitó el box a Casanova y otro de Yasiel Santoya frente a los envíos del relevista Miguel Ángel Lastra; inclinaron la balanza definitivamente para el lado de los anfitriones.

El bambinazo de William Luis Campillo con dos a bordo en la séptima entrada, saludando con irrespeto a Alyanser Álvarez fue un disparo cruel contra unos Leones ya vencidos en el terreno, pero sirvió para demostrar a otros adversarios que encontrarán por las carreteras, que ese equipo viene en serio y que ahora mismo es una maquinaria de producir carreras.

Yosvani Torres logró su segunda victoria con su nueva franela y estuvo a punto de caminar toda la ruta, pero tuvo que abandonar el box en el noveno episodio después que los capitalinos congestionaran las almohadas sin outs, dejándole el privilegio de las ovaciones y las algarabías finales a Naykel Cruz y a Armando Dueñas, quienes unieron sus brazos para colgar la última argolla en la pizarra.

Otra vez vimos a un equipo azul con pocos recursos sobre la grama, exento de hombres que halen el carro y los despierten de esa soñolencia inaudita que los ataca por ciclos en medio de las temporadas. Una vez más su fanaticada los observa impotente de lejos, sumidos en esos baches que pocos entienden, golpeados por esas olas imaginarias que producen anemias en los maderos y desganos colectivos.

Este viernes, volvimos a ver la misma película en el Victoria de Girón. Una cuadrilla rival desafiante, unida, gozando el juego de béisbol, disfrutando en el terreno de la magia única de este deporte; oportuna, aguerrida, hambrienta de reconocimientos y lista para borrar de las mentes de sus parciales pasados decepcionantes y muertes en la orilla.

Contra eso no se puede, lo sabe Rey Vicente Anglada y su cuerpo de dirección. Es casi imposible echar al ruedo a pelear a unos Leones en esas condiciones y bajo estas circunstancias. Hay que desintoxicarlos, inyectarlos con esa pasión que solo “El Rey” sabe, limpiarles el alma y sacudirlos, ajustarlos y sacarles esa estirpe, ahora escondida por los oscuros rincones de sus cabezas. Nos vemos en el estadio.