Por Boris Luis Cabrera
Este miércoles, los Leones lograron abalanzarse sobre los Toros antes que los rayos del sol se perdieran detrás de las llanuras camagüeyanas y cuando el árbitro principal, por segundo día consecutivo detuvo las acciones por oscuridad antes de los nueve episodios estipulados, el marcador reflejaba un 7-2 favorable a las huestes capitalinas.
Doce imparables salieron esta tarde de las muñecas azules para apoyar la labor de los dos lanzadores que el Rey Anglada colocó en el montículo. Mientras la defensa rival cometía cuatro pifias sobre el campo, sus tres serpentineros no podían sofocar la artillería industrialista y algunos fanáticos ebrios de angustias lanzaban botellas al terreno desde las gradas del Cándido González; la serie particular se inclinó para la banca de primera y los felinos mantuvieron encendida la hoguera de la esperanza.
A pesar de los tres errores del camarero de casa Eglis Euguellés y otro del antesalista Michael González que propiciaron cuatro anotaciones sucias a los visitantes, bastaron las otra cuatro carreras limpias para declarar una victoria con autoridad sobre el terreno.
El veterano Yoandry Urguellés con un doble en tres turnos y dos empujadas, Wilfredo Aroche y Jorge Enrique Alomá remolcando una carrera per cápita y Yhosvani Peñalver disparando dos cohetes sencillos y uno doble y anotando todas las veces que se ancló en las almohadillas; llevaron el peso del ataque que dejó a los Toros rendidos en el césped.
El fogoso Yadián Martínez no pudo detener el ímpetu azul y se fue a las duchas sin poder terminar el séptimo capítulo con ocho hits permitidos y cinco carreras a su records, válido para archivar su primera derrota con la camiseta de los agramontinos.
Yaniesky Duardo logró su primer éxito con la nueva chamarreta, después de un tremendo relevo de 3.1 entradas sin tolerar hits que silenció a las más de 6 mil almas presentes en las tribunas.
Con este triunfo, los Industriales regresan a su cuartel general del Latinoamericano después de un balance negativo de 2-4 fuera de casa, pero con la satisfacción de haber derrotado a los líderes el campeonato en su propio terreno.
Aún queda tiempo para épicas remontadas en la tabla de posiciones aunque, al menos en esta segunda etapa, el equipo se haya visto superado por sus contrarios en casi todos los aspectos de juego. Los Industriales a lo largo de los años se han caracterizado por no entregar banderas y aunque esta generación nada tiene que ver con otras de antaño, esas historias siempre andan flotando por bancas y camerinos y suelen convertirse en fuerzas motivadoras en cualquier momento.
Con un bateo colectivo de 281 (últimos) y un picheo que permite 4.79 carreras limpias por cada nueve entradas de actuación (penúltimos), no se podrá hacer nada sobre el terreno de juego. Sus fieles esperan pacientes el punto de giro. Nos vemos en el estadio.