Por Boris Luis Cabrera
Un avispero letal entró esta tarde de sábado al terreno del estadio Latinoamericano en medio de las festividades de la Habana por su cumpleaños 500 y sacó fuera de combate a unos indefensos Industriales que solo atinaron a observar, sin recursos para defenderse, como los visitantes se apoderaban de su territorio por segunda jornada consecutiva y le propinaban su quinta derrota al hilo en los enfrentamientos particulares.
El panal santiaguero, se alborotó desde bien temprano y bombardeó a los lanzadores azules que desfilaron por el montículo, en especial al refuerzo Pirata Jonathan Carbó (abridor del desafío) y no paró hasta fabricar las diez carreras necesarias que decretaron el fin de la masacre.
El zurdo Ulfrido Garcia se encargó de maniatar a los azules durante todo el trayecto, apoyado por sus fieles que inundaron la parte derecha del Coloso del Cerro como en los tiempos de antaño, cuando este duelo era considerado el clásico de la pelota cubana.
Edilse Silva se reafirmó como el máximo impulsor del campeonato al sacar la esférica del parque con dos compañeros en las almohadillas, estacazo que terminó de enterrar las remotas aspiraciones de victorias que pudieran tener a esas alturas la fanaticada capitalina.
Mientras el timonel Rey Vicente Anglada cuenta los días para que regrese “El bombardero del Dorado” y para darle la bienvenida al ilustre veterano Frederich Cepeda, con la esperanza de encontrar en ellos el liderazgo que necesita su tropa en el terreno de juego, el panorama para el equipo más ganador de nuestros campeonatos de casa, parece desolador.
Desconcentración al campo, falta de empuje, picheo inestable y sobre todo, bates flácidos; se han encargado de mantenerlos en el oscuro fondo de la tabla de posiciones con remotas posibilidades de incluirse entre los cuatro finalistas.
Sin embargo, aún se mantiene vivo en el recuerdo la gran remontada que este equipo pudo hacer en la temporada pasada cuando salió victorioso en 14 de sus últimos 17 desafíos y la historia que a través de los años ha escrito esta especie de franquicia, aunque esta vez las condiciones no sean las mismas y el entorno se comporte diferente.
Muchos se molestaron cuando en vísperas del primer partido de esta Serie Nacional, expuse mis dudas sobre la clasificación de este equipo que aquí en la capital las grandes mayorías lo daban como gran favorito. Mucha juventud en su cuerpo de lanzadores y una defensa con deudas, bien podrían opacar la poderosa artillería que desbordaba los papeles, pero los muchachos, apoyados en algunos despuntes del montículo y en su garra innata, lo lograron en las últimas horas de la primera fase.
Ahora, aunque algunos se resistan a escucharlo nublados por la pasión que genera su equipo favorito, es el conjunto más débil de los privilegiados que lo acompañan con lagunas visibles en varios de los departamentos, pero el béisbol es un deporte increíble lleno de sorpresas y depende mucho de los factores subjetivos y psicológicos para lograr victorias. Solo por eso, vale la pena seguir luchando, no hay nada escrito. Nos vemos en el estadio.