Aroche: el león que nunca teme a rugir

Por Aylet Morales Carmona

Wilfredo Aroche se ha convertido en un hombre de confianza para cada manager de equipo azul, por la fuerza al bate y la seguridad que brinda cuando está a la defensa.

«El Tiburón de Guanabo»

Siempre persistente, incansable y en espera de su oportunidad. Si el juego lo amerita y hace falta un zurdo que le pegue duro a la bola que no se diga más, los industrialistas tenemos al indicado. Él se levanta, coloca su casco correctamente y sale en dirección al home plate. En su uniforme lleva el dorsal número 5 y lo han bautizado como “el tiburón de Guanabo”.

Ese es Wilfredo Yasel Aroche Jiménez, nacido en el este de La Habana. Se unió al béisbol desde pequeño y a partir entonces decidió que la mayor parte de su vida la regalaría al deporte de las bolas y los strikes. Participó en las categorías juveniles y ha representado a su municipio en cada ocasión que le han permitido.

Llegó a las Series Nacionales en la temporada 2008 – 2009 como integrante del extinto conjunto Metropolitanos, equipo en el que permaneció por un periodo de cuatro años. A pesar de su corta edad encontró un puesto relevante en las filas de los Guerreros durante 335 juegos, en los cuales acumuló average de .303 en más de mil veces al bate.

En la temporada siguiente (2012) se incorporó a los Industriales, como consecuencia de la desaparición del equipo escarlata. Allí se ha mantenido durante ocho campeonatos, sin embargo, no ha podido recuperar la valiosa posición dentro de la alineación azul que en varias ocasiones ocupó con los Metros.

Aroche ha confesado en múltiples oportunidades que estar encima de la intermedia lo hace sentir más cómodo en un partido, pero al ser invariable su lugar en el line up de los capitalinos ha tenido que desarrollar habilidades en segunda, tercera y el campo corto. Lo que le ha permitido resultar de utilidad para nave azul, según las necesidades de cada encuentro.

Los años dedicados al béisbol han demostrado que es un hombre competitivo con el madero, principalmente en momentos necesarios. Tal es así que ha traído para la goma a sus compañeros (en ambos equipos) en 269 oportunidades y ha pisado el home en 373 en 12 Series Nacionales. Aunque también luce números envidiables a la defensa, pues su promedio de efectividad es de .969 en 4266.0 entradas jugadas.

Su mejor temporada la tuvo bajo la dirección del talentoso Rey Vicente Anglada, en la edición 58. En ese año logró conectar 125 imparables, de ellos 19 dobles, tres triples y en cinco turnos sacó la bola del estadio. Acciones que le concedieron atesorar un average de .345 en 87 juegos.

Aunque su nombre no aparezca regularmente en la novena capitalina, sí ha sido protagonista de significativos momentos. Muchos recordarán cuando en la serie anterior fue una de las principales figuras durante aquel partido frente a los alazanes granmense, por la discusión del último cupo para la segunda fase. En esa oportunidad se creció, como tiene acostumbrada a la afición, con un gran swing mandó la bola hacia la grada del jardín derecho y puso delante a los leones que posteriormente obtendrían el sexto lugar en disputa.

En la actual campaña 60, esta vez bajo la dirección de Guillermo Carmona, ha asumido un rol muy parecido al de campeonatos anteriores. Desde el banco esperó para salir al campo y demostrar lo valiosa que es su presencia dentro de la nave azul. El “tiburón de Guanabo” en lo que va de subseries jugadas ha vuelto a demostrar porque cada año es valorado como un león capaz de rugir fuerte ante cualquier rival.