Por: Adrián Hernández y Gian Franco Gil
Resulta raro verlo sin su número cuarenta y tres. Eso sí, el “aguaje” y la gorra plana e inclinada hacia un lado no lo ha perdido. Luce gallardo, como cuando comenzó siendo relevista del equipo insignia de la pelota cubana. En la lomita es de los lanzadores que más desafiante fulgura, pero, a la vez, se le nota tranquilo, como si diera por sentado que pasará a ser un dígito más dentro de los mil cincuenta y cinco ponches que ha propinado de por vida. Y es que Odrisamer aprendió a pitchear en el Latino, y como dicen los que saben, quien sabe lanzar bien en el Latinoamericano lanza donde quiera.

Odrisamer Despaigne Orué nació con una pelota pegada a su mano derecha. Desde incluso antes de sus primeros pasos en su Habana Vieja incubó el sueño de portar el traje azul. Sus ídolos portaban el mismo uniforme.
“Mi padre, Francisco Despaigne, jugó 11 series nacionales con los equipos de la capital. Además, desde el día de mi nacimiento ya estuve rodeado de grandes estrellas como Euclides Rojas, Orlando “El duque” Hernández”, reveló.
Desde pequeño, el Coloso del Cerro significó su hogar y en no pocas ocasiones viajaba con el equipo. A pesar de que su mundo girase alrededor de un diamante de béisbol, no fue hasta los once años que lo comenzó a practicar de manera oficial: “Empecé en la categoría 11/12 años en La Habana Vieja. A los trece entré en la EIDE donde pertenecí por tres años más hasta que pasé a la ESPA de la Lisa”, afirmó.
Comenta Odrisamer que después de cumplir los trece dio un considerable salto de calidad pues su velocidad aumentó considerablemente. “Luego, ya en la EIDE, mediante el trabajo de muy buenos entrenadores pude pulir mi mecánica y ampliar mis conocimientos sobre el béisbol. Eso me llevó a integrar varios equipos Cuba además de ganar los juegos escolares de la categoría 13/14 años con Ciudad Habana y posteriormente, en los juveniles, otros dos torneos semejantes. Con el Cuba fuimos bronce en el mundial 15/16 y oro en el panamericano juvenil”.
Después de ese último Cuba juvenil, Odrisamer Despaigne logra conquistar a uno de los amores de su vida: llega a la preselección de los leones. Despaigne debutó en el año 2005 con los Industriales en el roll de relevista y fue escalando, mejorando ostensiblemente hasta convertirse en el primer abridor azul.
Al principio, el descontrol fue su peor enemigo en la lomita de los suspiros, pero logró superar esta deficiencia y comenzaron a resaltar muchas de sus grandes virtudes como lanzador, destacándose por un muy buen rompimiento combinado de manera excelente con una recta de más de 90 millas.
En Industriales, el diestro de La Habana Vieja logró levantar par de títulos de la Serie Nacional de Béisbol, en el 2006 y en el 2010. “El momento más feliz de mi carrera de azul fue el último título que gané con los azules. Fue demasiado buena la acogida del público, lo que nos decían en las calles, fue un sentimiento único”, comenta Odrisamer sobre el campeonato ganado por los leones en la serie XLIX bajo la dirección de Germán Mesa.
Para esta edición del torneo nacional, el capitalino lanzó veinte partidos de los que ganó 10, sufrió siete descalabros, repartió 106 ponches en 117 innings y un tercio, regaló 55 bases por bolas y trabajó para un 4.30 de promedio de carreras limpias.
En el tiempo que representó al principal conjunto capitalino, Odrisamer disfrutó mucho, sobre todo esas victorias sobre conjuntos como Villa Clara o Santiago de Cuba en clásicos del béisbol cubano, sin embargo, no olvida al que categoriza como la derrota que más le ha dolido en su carrera: “Me dolió mucho la del 2012 frente a Ciego porque había sido mi mejor año de azul y Vargas había hecho un gran trabajo con el equipo”, acotó.
¿Qué se sentía ser la primera figura del pitcheo en La Habana? ¿Esto te daba algún privilegio?
“Pues la verdad me sentía bien como líder del staff. Aprendí de otros muy buenos lanzadores que me apoyaron desde que llegué al equipo como Deinys Suárez, Arleys Sánchez, Maicel Díaz, Frank Javier Menéndez, entre otros, hasta que llegó mi turno y creo que lo hice bien. Aun así, mi posición no me daba ningún privilegio más allá de la confianza que tenían los entrenadores en mí, pero eso se lo devolvía con resultados”, comentó.
Ahora, a pesar de los miles de kilómetros que nos separan, se le nota nostálgico a un Odrisamer que confiesa cuán importante fue para él portar la camiseta de los capitalinos por ocho Series Nacionales: “Lanzar con los Industriales era un sueño desde niño así que lo disfruté al máximo. Tuve momentos buenos, otros no tanto, pero siempre me entregué al ciento por ciento. Son el equipo de mi vida”, concluyó.
¿Por qué decide Odrisamer Despaigne abandonar Cuba?
“Había llegado el momento de dar el paso y mejorar mi vida y la de mi familia, además de jugar en el mejor béisbol del mundo. Ya lo había lograda todo en Cuba con el equipo de mis sueños y aun así no tenía nada: ni casa propia, ni carro, ni dinero. Yo preferí mirar mi futuro y el de mi familia. Me convencí de que era el momento de salir y buscar otras oportunidades. No fue nada fácil para mí, fue algo que ya estaba pensando hacía varios años y solo esperé el momento que creí más adecuado”.
El diestro capitalino abandonó la selección cubana al tradicional Torneo Internacional de Rotterdam, Países Bajos, en julio del año 2013. Después de una breve incursión en la Liga Mexicana del Pacífico con las Águilas de Mexicali (diciembre del 2013), el 24 de junio del verano siguiente, Odrisamer Despaigne debutaba en las mayores con los Padres de San Diego, ejerciendo de abridor en un choque ante los Gigantes de San Francisco. Ese día, el nacido en La Habana Vieja 27 años atrás, permitió solo cuatro hits en siete entradas y se adjudicó su primera victoria en la Gran Carpa, cuando Padres derrotaron a los Giants seis anotaciones por cero.

Desde su debut en Grandes Ligas en el año 2014 con los Padres, Odrisamer pasó por cuatro equipos más: los Orioles de Baltimore, los Marlins de Miami, los Angelinos de Anaheim y, por último, los Medias Blancas de Chicago.
En estos más de 5 años en el mejor béisbol del mundo, Despaigne lanzó 363 innings, viendo acción en 109 desafíos. Salió airoso en 13 choques, sufrió 26 descalabros, exhibe un promedio de limpias de 5.11, con 224 ponches y un WHIP de 1.45.
La Liga de la Organización Coreana de Béisbol. Los KT Wiz
Hasta la fecha, los últimos lanzamientos de Odrisamer los ha lanzado portando la franela de los KT Wiz de la Liga Coreana (KBO). A en el mes de noviembre del 2019 se informó que el derecho ex industrialista firmó un contrato de casi un millón de dólares con la escuadra coreana (750 mil) además de 150 mil que pudiera recibir en bonos.

Según una exclusiva realizada por Swing Completo casi al momento de la firma, el serpentinero vio este contrato en el país asiático como un dinero seguro y debía pensar en su familia. Afirmó también el lanzador, que iba con mucha ilusión pues era un capítulo nuevo en su carrera y lo asumiría como si fueran las Grandes Ligas. Algo que impulsó al habanero a cambiar de aires fueron las condiciones deportivas del contrato como, por ejemplo, el hecho de lanzar cada cinco días y numerosos innings en la totalidad de la temporada.
¿Cómo se siente jugando en la KBO?
“En Corea me siento muy bien. Es una liga muy competitiva, con mucha ofensiva, aunque aún me estoy adaptando las cosas me han salido bastante bien, aunque siento que lo puedo hacer mejor, ya que me encuentro en buena forma física. La KBO no es la MLB, pero si está muy bien organizada y los equipos están muy parejos, todos batean.
Y mira que se encuentra en excelente forma física el otrora primer abridor de Industriales. En la Liga Coreana nadie ha lanzado mayor cantidad de innings que él, 185 entradas, marcha tercero en victorias con 15, cuarto en ponches con 139, duodécimo en promedio de limpias con 4.18 y ha realizado 16 aperturas de calidad lo que lo coloca como sexto en este acápite, empatado con otros dos tiradores.
Una posible vuelta a Series Nacionales. El Cuba unificado.
Regresamos a donde todo empezó, a la cuna, a donde dio sus primeros pasos y lanzó sus primeros strikes y bolas. Odrisamer Despaigne nos habla de las posibilidades que pueden existir de volver a verlo vestir aquel uniforme de las 12 letras que tanto ama y que tanto lo hizo soñar cuando era niño.
“Por ahora no pienso volver la verdad. Estoy concentrado aun en mi carrera como profesional y aunque sigo muchos a mis Industriales, muchas cosas deben cambiar para que yo pueda volver a jugar en mi país”, comentó.

Tras los rumores de posibles permisos para que jugadores que militen en ligas foráneas (a excepción de la MLB) puedan jugar en el equipo Cuba: ¿Alguien desde la Isla te ha contactado? Ante la idea de un “Cuba unificado” ¿tendrías algún inconveniente en volver a representar a tu país?
“Ya he dicho otras veces que yo no voy. El que quiera hacerlo lo respeto. Apoyaré siempre al equipo Cuba y jamás jugaría con otro uniforme que no sea el de las cuatro letras, pero no volveré a jugar en Cuba mientras que alguien como yo no pueda decidir qué hacer con su vida sin que lo llamen desertor o traidor solo por pensar diferente”, concluyó.