Juan Padilla, la elegancia de un camarero

Autor: Manu Pérez Conde

Los amantes del béisbol cubano que disfrutaron jugar a «La aspiradora azul» recuerdan los elegantes engarces que realizaba con frecuencia alrededor de la intermedia y la dupla de ensueño que patentó con Germán Mesa.

Perfil estadístico de Juan Padilla

En la historia de las Series Nacionales son muchos los defensores de la segunda almohadilla que han brillado y marcado época, pero sin dudas a finales del siglo XX un camarero capitalino atrajo todos los reflectores. Su nombre, Juan Padilla Alfonso.

Natural de Rancho Boyeros, Padilla nació el 16 de septiembre de 1965 y desde pequeño desarrolló cualidades que hacían prever la clase de pelotero en la que se convertiría. Fue en el año 1983, con apenas 18 abriles, que debutaría este excepcional segunda base en formato de Serie Nacional, para luego mantenerse disputando la competición por 17 temporadas con sus queridos Industriales.
Los amantes del béisbol cubano que disfrutaron jugar a «La aspiradora azul», como fue bautizado en algún momento de su carrera, e incluso los más bisoños seguidores del pasatiempo nacional, recuerdan los elegantes engarces que realizaba con frecuencia alrededor de la intermedia y la dupla de ensueño que patentó con Germán Mesa. Por muchos años su forma de jugar atrajo público al Estadio “Latinoamericano” que llegaba para solo presenciar esas joyas a la defensa.

A pesar de escribir su nombre en la historia como uno de los mejores defensores del segundo cojín de todos los tiempos, Juan Padilla demostró, mientras estuvo activo, que fue un pelotero muy completo. Ofensivamente promedió .307 de average en sus 17 campañas, obra de sus 1914 indiscutibles en 6241 veces al bate, disparó además 149 vuelacercas, impulsó 913 carreras, anotó otras 961 y robó con éxito 86 bases. Sus números dejan claro que no solo era un jugador valioso a la defensa, sino que fue muy productivo con el bate en ristre.

En total logró proclamarse campeón nacional con Industriales en tres ocasiones, siendo pieza importante en los triunfos azules de los años 80 y 90. Numerosas también fueron las ocasiones en que fue llamado a integrar la selección de las cuatro letras y guarda entre sus méritos más importantes los títulos de campeón mundial y olímpico con la misma.

El retiro para este ilustre pelotero capitalino llegó de forma inesperada y dramática, durante la disputa de los play off del año 2000, fue víctima de un accidente doméstico que le causó la pérdida de la visión en su ojo derecho. De esta manera se vio obligado a abandonar los terrenos de juego y su espectacular carrera fue tronchada sin previo aviso. De no haber ocurrido semejante desgracia, seguramente a día de hoy Juan Padilla Alfonso hubiera dejado aún más de qué hablar entre sus miles de fanáticos.