HISTÓRICO: hace 45 años jugador habanero implantó récord en el béisbol cubano

Muchos han sido los peloteros destacados a lo largo de las contiendas beisboleras en Cuba, e Industriales ha aportado importantes figuras. El capitalino Armando Capiró es, sin dudas, uno de esos jugadores que permanece entre los recuerdos de la afición.

Al inicio su incursión al béisbol fue difícil, era un niño huérfano en su natal Santiago de las Vegas, pero que no se detuvo y cumplió su sueño de representar al equipo habanero en el torneo amareur, y así llegó a lo más alto en este deporte.
“El pichy”, como se le decía en su pueblo, nació el 22 de marzo y registró en su historial beisbolero un acontecimiento importante. Un día como hoy, 16 de marzo, pero del 1977 se convirtió en el primer pelotero en la isla que conectó 100 vuelacercas en un campeonato cubano, y marcó el tercer mes del año en las páginas de las Series Nacionales de Béisbol.

Aquel jugador que en sus inicios comenzó en la lomita con una buena velocidad se transformaría en uno de los mejores bateadores de todos los tiempos. Este cambio fue impulsado por Pedro “Natilla” Jiménez, quien fue su entrenador y un día le explicó que duraría más su carrera siendo jugador, algo que parece entender bien Capiró. 

Cambió su posición a los jardines, ahí aprovechó la fuerza de su brazo y actualmente es considerado uno de los mejores jardineros entre la década de los 60 y 80, cuando sonaban otros nombres de estelares peloteros como Lourdes Gurriel y Fernando Sanchez.

Su incuestionable talento lo demostró en reiteradas ocasiones, sin embargo en un juego ante Villa Clara cuando tuvo la posibilidad de desempeñarse en ambas posiciones, pues esa tarde jugaba en el jardín izquierdo y fue llamado a la lomita en el secto episodio. Lanzó tres innings, tiempo en el que propinó seis ponches y se llevó la victoria, como todo un cerrador de lujo.

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De esta forma queda enmarcada en la historia de nuestro béisbol el histórico número “9” de la capital, quien comenzó pegando cuadrangular en su primera inclusión con el home play y terminó por todo lo alto, tanto con el madero como con su potente brazo.

Por Ransel Masso